miércoles, 25 de enero de 2012

Gallos y pollos en la copa

         En los últimos años el Barça  ha sido superior al Madrid en todos los enfrentamientos directos. Cierto es que caben excepciones: los dos partidos de la supercopa y la final de copa. En ellos el Barcelona hizo su juego de posesión, alargando las jugadas y cortando rápidamente el contraataque, pero el Madrid peleaba arriba, lo intentaba con ganas y si se perdía pues se pierde, pero con carácter, como debe perder el Madrid. Y de ahí los pitos del Bernabéu, no jode tanto perder tanto como la forma en la que se hace. El Madrid debe dejar ese síndrome Atleti (que me perdonen los rojiblancos) de miedo más que respeto, reflejado por los planteamientos de Mou, tras marcar el primer gol tanto en liga como en copa. Si se marca el primero a por el segundo.

         No se puede salir a esperar en nuestro campo al Barça y ahí empezar a presionar a base de sprints durante la primera parte y no cambiar el planteamiento durante la segunda parte y encima sin cambios. ¿Por qué? porque no son robots, los sprints cansan y mucho si los haces persiguiendo el balón, lo que parte de una seria y acertada primera parte de gallos de pelea degenera en una segunda en la que las fuerzas ya no son las mismas, haciendo que se llegue tarde allí dónde se llegaba a tiempo teniendo que recuperar la posición con otro sprint de regalo, corriendo como pollos sin cabeza. Si al Barça le dejas tocar cuando estás cansado te mata.

         Si nos ganan, nos ganan y a por la siguiente que será en Champions, y si nos ganan se vuelve a intentar en la vuelta de la Liga, y si nos ganan, en la Supercopa del año que viene, y si nos vuelven a ganar nos apuntamos a la copa catalana para poder jugar más veces contra ellos hasta que les ganemos. Es el Madrid y como tal debe dejarse la piel, los huevos, el alma y todo lo que tenga de forma acorde a su historia ¡Cojones!

This is.....ANDUVA!!!!!!

            Iba a empezar el post hablando de la gesta del Numancia en el 96, y mencionar algo del Figueras de 2002, pero he decidido hacerlo como el C.D. Mirandés: la toco al pie y me voy rápido. 

El Partido.

          Tras ver como el Espanyol había remontado en pocos minutos y con nada menos que tres goles lo que hasta entonces era un partido complicado, no por la dominación del conjunto burgalés sino por el resultado y el par de penaltis que se quedaron en el limbo, parecía que sería el fin de la aventura del Mirandés. Ésto lo corroboró la primera parte del Espanyol en Anduva, que fue a no dejarse sorprender durante la primera parte, esperando hacerse con el control del partido durante la segunda mitad. Todo iba según lo planeado, cuando se adelantó con un gol de Rui Fonte (un gol de ganas), decidieron seguir igual: serios atrás y salidas rápidas al único hombre adelantado, Weiss. Desde el inicio el Mirandés hizo todo lo contrario, coger el balón e intentar llegar al área, la mayoría de las veces acabando en centro. Con un mayor acoso del Mirandés a raíz del gol, apareció el máximo goleador de la copa: Pablo Infante. Vaya jugadorazo, ¿porqué no está este tío en primera? Por la milonga de los directores deportivos, representantes y su puta madre que sólo les interesa pillar pasta. Pochettino intentó tener más presencia arriba, por lo menos más presión en la salida de balón del equipo local y dio entrada a  Thievy  (mucho mejor que Infante, donde va a parar) centrando a Romaric. 


              Pues nada, que aunque sean pocas, 6.000 gargantas dan para mucho si es tu estadio lleno, así que con el ¡Mirandés Mirandés! se fueron arriba, y cuando Nauzet, portero rojillo, subió al remate y el central César logró el tanto (Casilla creo que pudo estirar los brazos un poco más, pero bueno) Miranda entera se caía. Por cierto, asistencia del Calvo de oro. El Mirandés acabó con 14 tiros apuerta y cinco corners.


Lo curioso.

           Y lo que me encantó fue el descaro de las pérdidas de tiempo. Con el empate los jugadores pericos alejaban el balón en las faltas contrarias, lo adelantaban en las suyas, iban educadamente a saludar al árbitro en cada cambio, retrasando córners o saques de puerta...pérdidas de primera división. Pero cuando las prisas apremiaban fue el Mirandés el que le enseñó como se pierde tiempo de verdad. Se había pitado un falta a favor del Espanyol (min 93) cerca del área catalana, y de nuevo Infante y delante del árbitro llega y le da una patada al balón tirándolo fuera, desaparecidos los recogepelotas es Casilla el que debe ir a por el balón, y cuando va a sacar, aparece Alain infringiendo la distancia mientras protesta el guardameta. Tarjeta para el delantero, que cambia su posición con el capitán rojillo para repetir la argucia, Casilla vuelve a protestar cuando se da cuenta que se acaba el partido así que saca de mala manera. Eso es querer perder tiempo.